BIOGRAFÍA

Poeta, narrador y ensayista
guatemalteco - mexicano.

Nace en la Ciudad de Guatemala el 1° de enero de 1921.

 

La fidelidad a sus ideas ha sido la cualidad más notable en su larga vida, por esa fidelidad a un pensamiento que él mismo define de izquierda,  que va en contra de cualquier tipo de dictadura, incluida la que azotaba a su nación en la juventud; fundó junto a otros compañeros estudiantes, incluidos Carlos Illescas y Augusto Monterroso, la Revista Acento y comenzó la labor política que lo obligaría a autoexiliarse en México.

 

Al llegar a la Ciudad de México, con el único equipaje de un libro publicado en su país, visitó la casa de Alfonso Reyes, a quien unos meses atrás había enviado una copia de su único poemario escrito hasta entonces, que el gran intelectual mexicano respondió con una de sus elegantes tarjetas personales y una felicitación de tres palabras escrita con su puño y letra.

 

Cuando Otto-Raúl González salió de esa casa, tenía una carta dirigida al rector de la UNAM, que le hizo acreedor de una beca “de setenta pesotes, para poder seguir mis estudios”.

 

Voz y voto del Geranio (1943) fue ese pequeño poemario donde el autor reflexionaba sobre la imposibilidad de ejercer el voto en su país, en una sucesión de metáforas florales y políticas. Fiel también a su pasión por las palabras y su interés poético, estudió a la par que Derecho, Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ahí conoció a quienes se convertirían en sus primeros amigos mexicanos: Rosario Castellanos, Dolores Castro y Jaime Sabines.

 

Después, cuando el dictador en turno de Guatemala fue derrocado, volvió ahí para continuar en su labor política desde su profesión de abogado. Participó activamente en la Reforma Agraria en su país. Unos meses después, surgió la oportunidad de ser nombrado embajador de Guatemala en Francia, cargo que rechazó y prefirió realizar labor diplomática en México.  En 1944 llega a la Ciudad de México, donde se quedaría a radicar para siempre, contando en su haber con más de 60 publicaciones entre poesía, cuento, novela y ensayo.

Ha viajado por las principales ciudades de América, Europa y Asia y por todas las entidades federativas de la República Mexicana dando conferencias y charlas literarias. Su obra se ha recopilado en antologías de América Latina, España y Francia. Ha obtenido el primer premio de poesía en más de 20 certámenes literarios entre los que destacan el Premio Nacional Jaime Sabines, el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias y el nombramiento de Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos en la Ciudad de Guatemala; ha sido jurado de poesía en el Premio Casa de las Américas, de La Habana, Cuba, así como en más de 30 certámenes literarios en México.

 

 [ Su obra poética ha sido traducida al inglés, francés, checo, ruso y chino ]

 

Con un amor eterno por la vida y la naturaleza fallece a los 86 años de edad, el 23 de junio de 2007 en la casa que compartió con su familia por más de 40 años en Naucalpan de Juárez, Estado de México.

 

 

El 24 de octubre de 1953 contrae nupcias con la guatemalteca Haydée Maldonado Bonilla, quien lo acompañaría hasta la hora de su muerte.

Anadrio

(Diez colores nuevos, Editorial Praxis, 1993)

Quien primero vio una nube de color anadrio

era un joven pastor de diecisiete abriles

que más tarde fue monarca de su reino

y hombre feliz hasta decir ya no,

porque el anadrio es el color de la alegría

y de la buena suerte.

 

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

 

En mil quinientos veinte

un español porquerizo de Castilla

vino a América y cuando se internó en la selva

vio un árbol de color anadrio

ese mismo soldado de fortuna

más tarde comió con Carlos V

y fue virrey;

porque el anadrio es el color de la alegría

y de la buena suerte.

 

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

 

En la época moderna otras personas

han visto objetos de color anadrio

y su suerte ha cambiado en forma radical.

 

Un pescador vio una sirena cuya cola

era anadria y desde entonces

pescó y pescó y pescó y pescó y ahora

es dueño de una flota ballenera;

porque el anadrio es el color de la alegría

y de la buena suerte.

 

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

¡Y de la buena suerte!

 

Vendía periódicos un niño,

rapaz sin desayuno, de pobreza trajeado,

un día en su camino vio una piedra

que era, por supuesto, de color anadrio.

Ese niño actualmente es accionista

de una inmensa cadena de periódicos;

porque el anadrio es el color de la alegría

y de la buena suerte.

 

Pinte usted

las paredes de su casa

de color anadrio

y le irá bien.

 

ORG.

ottoraúlgonzález

1921 - 2007