la vida en imágenes...

ya estás en el peuqueñal.

Tania Meza González

(Nieta de otto-raúl gonzález)

Para recordarlo no hace falta ni siquiera cerrar los ojos… en el jardín tomando el sol sentado en las viejas sillas de plástico, en la sala leyendo bajo la luz de la lámpara, en la mesa del comedor desayunando su tradicional bisquet y café con el periódico en mano, en su recámara acostado de nuevo leyendo o, principalmente, en la biblioteca escribiendo en esa máquina azul con las teclas desgastadas ya ilegibles…

 

Ahora vive en el País de los Oficios Poéticos, en otra dimensión, en El Peuqueñal, en su Peuqueñal, donde los moradores son seres que en el Tercer Planeta se destacaron por el cultivo de las artes, especialmente en la literatura y más particularmente en la poesía.

 

Llegó el 23 de junio del 2007, por la noche, no tuvo que ascender en un paracaídas durante varias horas, su llegada fue inmediata, ya lo estaban esperando las Autoridades Supremas personalmente. Fue recibido en el Jardín de las Rosas de la Infancia, donde las luciérnagas iluminaban la oscuridad y cientos de colibríes revoloteaban contentos de ver a Otto-Raúl, estaba aguardándolo toda la sociedad de El Peuqueñal, sus amigos literatos felices de su llegada, de aquel hombre que en vida les dedicó tantas palabras y poemas de la más grande pureza. Después de la recepción bajo la luz de la luna, y de las luciérnagas, todos se trasladaron caminando al Gardenbar de los Geranios. Al llegar, ya estaban servidos los caballitos de tequila Sauza para todos los invitados, ya que a pesar de la gran variedad de las bebidas del mundo (espirituosas o no) que se servían en ese lugar, todos tomarían agave azul para darle la bienvenida al gran poeta. Fueron largas las charlas con sus colegas, las carcajadas se escuchaban estruendosas en todo el espacio, las bebidas se servían automáticamente y el tequila circulaba por las gargantas de todos los presentes, al igual que Otto-Raúl, que circulaba por todas las mesas recordando los ayeres en el Tercer Planeta, hablando de amores y desamores, de exilios, de doctrinas, de dictaduras, de alegrías y pesares, y sintiéndose inmensamente feliz y en paz por estar en el lugar que él mismo había creado para sus amigos.

 

 

Al día siguiente se sentía muy bien, porque lo mejor de El Peuqueñal es que aunque se haya bebido en exceso, las crudas nunca aparecen; sencillamente no existen. Por la tarde tuvo una cita con los Altos Mandos en el Jardín de las Orquídeas Negras, donde se le informó cuál sería su nuevo oficio:

 

"Creador Supremo de colores para pétalos de geranios y para el plumaje de las aves más pequeñas del mundo, los colibríes"

 

Y como Alterno Mayor estaba comisionado para enviar mensajes telepáticos de primavera a todos los hombres y mujeres que le vieron y le leyeron en su natal Guatemala y en su abrazado México.

 

Por la noche, ya instalado en su nueva casa, ubicada en la Avenida de los Cipreses Rumorosos, recibió un telegrama donde se le comunicaba lo sucedido en la otra dimensión, porque todo lo que sucede en la Tierra se conoce inmediatamente en El Peuqueñal.  Se le informaba que en su partida del mundo terrenal había sido despedido acompañado de su inseparable Haydée, tan fuerte y sublime, y de toda su familia; que estuvieron presentes muchos amigos entrañables, que se recitó su poesía, hubo cantos, homenajes y que se había ido entre aplausos, como toda su vida lo había estado. Inmediatamente se dibujó en su rostro una sonrisa de oreja a oreja, como la del conejo que le cuenta a la coneja cómo escapó de la jauría; y en ese instante decidió mandar su primer mensaje telepático, yo fui la elegida, logré escuchar mi nombre pronunciado por su propia voz, como un susurro, mientras esperábamos su partida, y supe, que podíamos sentirnos tranquilos con su ausencia...

 

Sentado en un gran sofá rojo, Otto-Raúl se tomó un momento para pensar en su compañera de más de medio siglo y le echó un vistazo a su nuevo hogar, imaginando dónde iban a poner las plantas y flores que ella iba a traer cuando llegara a acompañarlo y sintió dentro de su alma una satisfacción monumental, con la conciencia de que ahora estaba en el lugar que él había fundado, llevando su vida como más le gustaba y siendo libre para crear por siempre; y pude escucharlo mientras rumoraba:

 

“Afortunadamente a mí, lo reconozco, siempre me ha acompañado la buena suerte, la bonne chance, the good luck”.

 

 

Adiós abuelo

 

TMG.

 

ottoraúlgonzález

1921 - 2007